Lo escuché por primera vez hace un par de semanas. Y después de apuntarme a 10 y no asistir a ninguno. POR FÍN, lo logré. No podía más, llevo aquí casi un mes (y tan casi, quedan tres días), y aún no había hecho ninguna ruta. ¡PERO SI LO MEJOR DE AQUÍ SON LOS PAISAJES! Así que me decidí.
-Hi, my name is Vega and I am new in Bellevue... I would love to explore the area and go hiking but... you know... I don't have a car. And it is quite difficult here to move around if you don't have one. I would love to join you but... Could you just pick me up from Bellevue?No había muchas posibilidades. Todo el mundo va desde lejos y nadie me conoce. No creo que quieran pasarme a buscar. PERO SÍ. ¡Oh, qué gente más amable! Un tal Brian viene a recogerme. No se quien ni cómo es. Pero parece simpático. La gente de por aquí entra rápido en estado de pavor. ¡¡PERO NO LE CONOCES!! ¿¡Y SI TE HACE ALGO!? (Muy exagerado todo el mundo aquí, por si no os habíais dado cuenta aún). Bueno, es la única forma que veo factible de ir a hacer una ruta. Así que fuera miedos. Lara se apunta rápido al plan, ¡GENIAL!
8.15 am. Bocadillos de tortilla francesa y queso preparados (bffff, solo falta chorizo y sería la delicia más grande). Plátanos. Muuuuuchas cookies... A ver si nos va a entrar el hambre por el camino y no queremos morir de eso. Y allá vamos. Rumbo a Deception Pass con Brian, un sesentañero al que le gusta pescar y hacer fotos de paisajes. Hora y media de viaje sin parar de hablar. Lara dormida en el asiento trasero. Me duele la voz. Y eso que a mi lo de hablar por los codos se me da bastante bien. Pero este hombre ¡NO PARA!
Después de un largo camino hablando de dónde trabajo, cómo trabajo, por qué trabajo, su sobrina, su hermano, su amigo Chack (el de las Vegas), su exmujer, la pesca, las orcas (QUE VOY A VER, ES UNA OBLIGACIÓN MIENTRAS ESTOY AQUÍ), las preciosas islas de Washington (como la de San Juan, que lo escribo para que no se me olvide), y otros diezmilquinientosochentaycinco temas más, llegamos a Deception Pass.
Allí nos espera un grupito de señores y señoras de avanzada edad (excepto otra chica que, junto a nosotras, es la más joven) para comenzar con una ruta de "3 millas" ida y 3 millas vuelta.
- ¿Pero cuánto es tres millas? ¿Cuánto tiempo durará esta excursión?
- 6 millas.Pues así nos quedamos. No sabemos a que hora volveremos así que no hay forma de planificar el resto de la tarde/noche.
Todo el mundo va muy preparado. Pantalones tipo camuflaje. Cazadoras impermeables. Mochilas con silbato incluido. Botas de montaña. Calcetines térmicos. Mapas... Me siento un poco paleta en este mundillo. Voy a tener que formarme. "Cómo ser una buena excursionista". Definitivamente.
Mis deportivas resbalan por las rocas mojadas. Pero, ¡¡ehh!! no me caigo ni una sola vez. Nos perdemos (no solo nosotras, ¿vale?, nos perdemos todo el grupo junto, aunque parezca mentira). Queremos llegar al puente que cruza el río/lago/mar/whatever y no sabemos cómo. Pero las vistas son espectaculares.
Brian no para de decir mi nombre. Me lo va a gastar. Estoy cogiéndolo hasta manía. ¡Vega, míra, una madrona! ¡Vega, mira, ¿has visto esas hojas?! ¡Vega, ¿has sacado una foto a eso?! ¡Vega, una foca! ¡Vega, dos águilas! ¡Vega, otra foca, con un salmón en la boca! ¡Vega, los piragüistas! ¡Vega, dos pescadores! SÍ SÍ SÍ SÍ... Muy simpático de verdad, pero por favoooor. ¡Mi nombre!
Eso sí, he visto ¡¡AGUILAS IMPERIALES!! (Lo de imperiales lo digo yo, no se si se llaman así pero tienen pinta de que ese es su nombre). Estos super típicos americanazos. Los de las películas. El símbolo de Estados Unidos. Los de la cabeza blanca y el cuerpo marrón. Gigantes como personas. Y allá va la foto (gracias familiares unidos por esta camaraza que me regalásteis)
Todo aquí me recuerda a Noruega. Me acuerdo de Baneheia, de Jegesberg, de los NORSEC trips, Preikestolen y la subida hasta llegar hasta la cima... Es precioso y me trae muy muy muy buenos recuerdos. Los mejores que tengo, la verdad. Y me pone triste y feliz a la vez. (Kristiansand, volveré, no te preocupes)
Comemos todos juntos en la playa. Quiero hacer bonfire. Quiero comer marshmallows y meter plátanos con chocolate en el fuego cubiertos con papel de aluminio. Pero parece ser que está prohibido hacer fuego aquí. Así que me quedo con las ganas. Otra vez será. Y con acampada incluida. Tiendas de campaña, saco de dormir, bichos, dolor de espalda, frío y todo lo que ello conlleva. PERO QUÉ GANAS.
Me hago la fotógrafa y me pongo a sacar fotos artísticas (bueno, tampoco tan artísticas, pero me hago la interesante). Foto aquí. Foto allá. Aquí agachada. Aquí con este árbol. Que se ve a la arena. Y el pescador al fondo. Oh, un tronco. Voy a sacarle una foto. Y otra. Quizá esta perspectiva... Debería apuntarme a un curso de fotografía. Así al menos podría darle buen uso a la cámara. (NO PUEDE SER. ACABO DE PERDERLAS TODAS. MENOS UNA. TO-DAS.) Soy un desastre. Subo las del móvil.
Foto artística con el móvil |
Deception Pass |
La única foto artística que he podido recuperar de la cámara. |
Me dejo el monedero en el supermercado/cafetería. Bravo. Total, si solo llevaba 150$, la tarjeta de crédito y la tarjeta del bus con 25$ que no había tocado aún. BRAVÍSIMA. Que alguien me explique, por favor, cómo puedo ser TAN pánfila. Llamo. No está. Obvio. Muy buena tiene que ser la gente para encontrarse ese tesoro y devolverlo. Muy buena. Pero no puedo hacer nada.
De todas maneras ha sido un día genial, aún con el pequeño/gran/enorme fallo final. Pero ha merecido la pena. Totalmente.
¡Buenas noches! (o días, o lo que sea por allí)
Puede que yo sea esa chica. La chica que pierde las cosas. Que pierde el sentido de la vergüenza, los papeles, las llaves, la cartera, la cabeza. Quien se pierde soñando. La que pierde los trenes. La que se pierde por las calles al llegar a una nueva ciudad. La que pierde jugando al monopoli y siempre se enfada. La que se pierde pocas oportunidades. La que pierde la memoria continuamente y no recuerda ni las cosas más básicas ni las más importantes. Quizá debería por eso arriesgar menos. Cuanto menos arriesgue, menos perderé, ¿no?
Quizá. Pero, por suerte o por desgracia, yo prefiero arriesgar y perder que no correr ningún riesgo y no vivir.
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