Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas

5 de marzo de 2017

Cuando todos pensabamos que había llegado el final...

Vuelvo, de repente, con más aventuras. 
Sí. ¿Qué os pensábais? ¿Que os íbais a librar de mí tan fácilmente? JÁ. Pobres ilusos... 
Aquí estoy de nuevo. Y espero que con más constancia otra vez a partir de ahora. Y es que dos meses después de mi última entrada, vuelvo a tener cosas que contar. 
Que no es que no haya pasado nada en absoluto en estos dos meses...Que si un negro enorme me quiere comprar mi móvil en el gimnasio, que he encontrado mi tercera tienda favorita de Estados Unidos (Grocery Outlet, UN OUTLET DE COMIDA. ME MUERO), que he ido al cine a lo americano, que he hecho empanada y la primera entrevista de trabajo de mi vida, que he ido a una manifestación contra Trump, o que la nieve del  NO-FRÍO de Seattle nos ha impedido ir a clase dos días enteros. 
Pero no han sido taaaaan interesantes. No eran taaaaan divertidas. No eran taaaan emocionantes como para escribir una entrada entera acerca de ellas. Y, a parte de eso, se me juntaba la vaguería y claro, pues así no había quien escribiera.

Al cine "a lo americano"
"En Seattle no hace frío, solo llueve"
Hiking a las cascadas congeladas
Manifestación contra Trump

Pero ahora sí. Ahora tengo razón para escribir. Razones. Varias. Y es que he visitado mi segunda-ciudad-favorita-de-Estados-Unidos. Después de San Francisco, claro. De esa me había enamorado. SAN DIEGO. Pero la cosa no se queda aquí, no. También hemos ido a México. México lindo y querido. El México de verdad, no el México de Cancún de los hoteles de 5 estrellas con pulserita de todo incluido en el que solo bebes mojitos en la piscina y bailas la conga. Nooo. El México - México. Y ahora tengo otro país dentro de mi lista de "países-pendientes-en-los-que-vivir". Con eso lo digo todo.

Pero, empezando por el principio, hay que decir que este viaje no empieza en San Diego, ni en México. Todo empieza en Los Ángeles, de nuevo. Esa ciudad a la que no iba a volver porque "...bah, tampoco es para tanto". Esa ciudad que era "demasiado-extremadamente-enorme como para poder disfrutarla". Esa ciudad que más que gustarme, me disgustó. Pero aún así. Volví. Volví porque era más barato. Volví porque teníamos que ver a nuestro papá americano. Volví porque "bueno, un paseo por Venice Beach y Santa Mónica no va a matarnos".


Y así, de repente, también adoro Los Ángeles (¿En serio, Vega? ¿Que tú adoras otra ciudad?- Si, ¿vale? EN SERIO). 
Y es que esta vez no hubo prisas para visitar todo. Esta vez pudimos redisfrutar de todo lo que más nos había gustado la primera vez, y pudimos ver a Papi Stan, que eso también era muy emocionante. Pero todo sea dicho. No es la ciudad. No es eso lo que enamora. Es el ambiente. El aire californiano que tiene la gente. Esos pelos largos de surfero. Los skaters patinando con la tabla de surf y el torso desnudo (jajajaja, el torso desnudo, me muero conmigo misma), la ropa, el estilo... TODO. 
Y encima, después de ver la película LA LA LAND, te das cuenta de que todo el mundo que vive allí seguramente tenga algún talento escondido que quiere mostrar al mundo, pero mientras tanto es camarero, o dependiente de un supermercado, o cantante en una banda de jazz de un bar... a ver si hay suerte y alguien importante le ve. Y entonces la magia aumenta un 90%.






Y después de Santa Mónica, Venice Beach, Marina del Rey, Abbot Kinney. Y después  pancakes, waffles, tacos, conciertos y después de alguna que otra cerveza, emprendemos nuestro viaje en autobús (que, aunque dicen que más incómodo, es más barato que el tren) a San Diego. 
Y empieza la fiesta. Porque entre asiento y asiento hay como un metro de distancia. Y puedes estirar las piernas DEL TODO y no llegar al asiento de adelante. ¿Qué poco necesito para ser feliz, eh? 
Y llegamos, y es verano. VE-RA-NO. Del de verdad. Del de gente por la calle. Y no solo eso, sino gente en pantalón corto y chanclas ¡EN FEBRERO!. Verano del de ponerse a tomar el sol y coger color. Del de cervecita fresca en la terraza. Esto es mi paraíso. Invierno y verano a la vez. Lo adoro. Tanto, que desde el primer momento ya estamos modo guiris en un muelle tomando el sol como iguanas. Y me siento como esos guiris de la plaza mayor de Salamanca en marzo. 
¡Pero qué felicidad!


A parte, para asegurar que tenemos una flor en el culo como un girasol de grande (perdón por la expresión) , volvemos a hacer Couchsurfing. Y, definitivamente, queda asegurada la suerte. Porque de "couch" nada. Cama. Y grandísima. De hecho, la enorme cama de nuestro host, que no quiere que durmamos en el suelo.
Y tiene un restaurante. De pizza. Y también es cervecería. 
¿PUEDE HABER ALGO MEJOR? No creo que haya mejor idea en la vida que una PIZZERVECERÍA. Y cerveza y pizza gratis para comer. ¡Toma ya!


Peeeero para no aburriros con mi segunda-ciudad-favorita, voy a haceros un resumen resumido de nuestros veraniegos días en San Diego: desayunar-playa-comer-playa-mirador-puestadesol-cenar. 
Eso sí, cada día en una playa diferente. Y cada día un mirador diferente. Y cada día una puesta de sol más bonita. Bueno, y focas, surferos, cementerios de la marina estadounidense, restaurantes españoles, 
oví-ová quecadadiatequieromás...... alquiler de coches con seguro a todo riesgo, querer tener accidentes porque "está-tó-pagao", y açai bowls. No os penséis que somos unas aburridas monótonas.













Y estando en San Diego... ¿cómo no vamos a ir a Tijuana? 
Y ya que estamos en Tijuana... ¿por qué no hacemos ruta por la Baja California y conocemos México? 
¡PUES ÁNDALE MAMITA, VÁMONOS! 
Y allá vamos. Rumbo a la frontera. A vivir "LA EXPERIENCIA". 
Y con todo el miedo de que no nos dejen volver a entrar en el país, pero que nos quiten lo bailao, que aquí hemos venido a jugar
La frontera, además de coches haciendo locuras, no tiene nada de especial, al menos no a la ida. De hecho nadie nos pide siquiera el pasaporte. Pueh bueno... Y después de todos los consejos de la gente...
Mucho cuidado en México
Ni se os ocurra ir por barrios que no conozcáis
Seguid siempre el GPS, no os vayáis a perder. Hay barrios muy peligrosos...
No conduzcáis por carreteras secundarias, siempre por principales o autovías... 
Llegamos a Tijuana y lo primero que hacemos es perdernos. OLE NOSOTRAS. ¡Que emocionante!.  
Y acabamos en un barrio de calles estrechas, calles sin asfaltar, sin una sola persona, casas ... 
Buuuu entre Times Square en New Years Eve y esto ya he vivido al borde de la muerte dos veces en dos meses. 
Pero, ¡eh!, aquí seguimos, vivitas y coleando, y habiendo visto Tijuana desde las alturas y burros disfrazados de cebras por las calles.




Hmmmm, veamos, esta entrada se me está empezando a ir de las manos. Así que... 
Resumen resumido de México también: tacos-tacos-margarita-playa-mirador-tacos-tacos-cerveza-nachos-nachos-tacos-coco con chile y limón, dos horas y media de atasco para pasar la frontera a la vuelta. 
Sí. Eso es básicamente todo lo que hemos hecho. Comer tacos. Comer tacos para comer. Comer tacos para cenar. Comer tacos para desayunar -SÍ, PARA DESAYUNAR (y es que llegamos a "una cafetería" a tomar un café -a las nueve de la mañana- y todo el mundo estaba comiendo tacos y nachos y bebiendo coca cola o cerveza- alucinante). 
Oh, y otra vez suertaza con nuestro Couchsurfer, para variar. Ha alojado a gente de todo el mundo -literal- incluso a un ciclista que se estaba recorriendo en bici desde Alaska hasta la Patagonia. Y esta vez no solo teníamos una cama de matrimonio para compartir. Teníamos DOS CAMAS De hecho. Teníamos un apartamento ENTERO. Todito para nosotras.











Y lo genial del viaje no termina aquí. No. Hay diversión hasta el último momento. Literal. 
Porque nuestro avión de vuelta NO PUEDE SER MÁS MODERNO. Tiene televisiones para cada persona. Trivial. CHAT (para "ligar con esa persona que has visto mientras esperabas a embarcar y que puede ser el amor de tu vida" --- eso decían las instrucciones, no es cosa mía), Big Bang Theory... y... tatatachaaaaaaaan


Sí. Ya hemos llegado al punto que las azafatas ni siquiera tienen que aprenderse los signos de el avión. Vienen en vídeo. Y con música, para que se te quede mejor en la cabeza y nunca se te olvide. ME-MUE-RO.

Bueno, y ya dejo de dar la chapa. Que se me ha ido... Creo que es la entrada más larga que he escrito.
¡Espero que la disfrutéis!

¡Tengan un buen día!

PD (1): Gracias a mi fotógrafa profesional, Lara, por tener paciencia con el postureo y la bobada. Podéis seguirla en su nuevo instagram de fotografía @trotantelplanetablau

PD (2): Lara todavía no ha hecho su vídeo explicando las 25 cosas más importantes de nuestro viaje, pero en cuanto lo haga el enlace estará aquí para que podáis ver más detalles.

1 de octubre de 2016

Cuando viajamos Seattle como si fuera nuestra ciudad natal

"- ¿Vamos a pasar el día hoy a Seattle?
- ¡Sí! Pásame a buscar y cogemos el bus a la 1 pm"

Y allá vamos. Estación de autobuses. Bus 550. ¿Cuánto es? $2.75. Solo tengo $5. Y no tienen cambio. ¿Cuánto tiempo tengo para ir a cambiar? 1 minuto. Carrera. Restaurante de comida rápida. Cola enorme. "Disculpe... ¿podría cambiarme esto rápido? Voy a perder el autobús". Ni caso. Como si no me hubiera oído. Pasa de mí. ¡¡¡POR FAVORRRR!!!. Un simpático chico me da el dinero para montar en el bus. Carrera. Montamos en el bus. Rumbo a Seattle.

Vale, estamos en Seattle. Los carteles dicen eso por lo menos. ¿Estamos en el tunel del metro? ¿El autobus y el metro van por el mismo carril? Flipamos. Mucho. Muchísimo.

¿En qué parada tenemos que bajarnos? AH, NI IDEA. Mierda... Pregunto. La próxima nos deja en "West Lake". Supuestamente, eso es el centro. Pues ahí missssmo, ¡que mah da! Estamos fuera. OH, SEATTLE. Edificios enormes. Tiendas. Tiendas. Más tiendas. Centros comerciales. Calles llenas de gente (No como en Bellevue). Tiene que haber algo más... "Excuse me, could you tell us how to go to Downtown?". Dice que todo recto. Pues todo recto entonces. Menos gente. Mucha menos. Nadie... Creo que no estamos yendo bien. ¿Volvemos? Volvemos. Y de camino... UNA ARDILLA. En medio de la ciudad. Así, como si nada. He visto más ardillas en 4 días que en toda mi vida.




Hora de comer. Qué hambre... No hay sitios para comer. Hemos visto un McDonalds. Me niego. No McDonalds. También hay Starbucks. Uno en cada esquina de hecho. No. Queremos algo mejor. No McDonalds. No Starbucks. Porrrrfavorrrrrr. Caminamos. Más. Más. Llegamos al mismo sitio. WestLake. Tiendas. Pero no sitios donde comer. SOCORRO. Desesperación... Y de repente... VEGGIE GRILL. ¿¿¿En seeeeerio??? Comida rápida sana? Me muero de amor. Literal. No me lo creo. Corremos adentro. El menú es perfecto. Todo súper sano. Todo súper rico. Queremos un poco de todo... ¿Compatimos? COMPARTIMOS. ¿Y cerveza para beber? CERVEZA PARA BEBER. ¡Y olé!




Ya son las 3.00 pm... Creo que deberíamos seguir con nuestra visita. Por ahí parece que va gente. Pues por ahí mismo. ¿Igual deberíamos conseguir un mapa? Pues... Posiblemente, sep. Bueno, por ahora seguimos a la gente. Y de repente...





OH DIOS MIO. UN MERCADO. EPOHRQ. ¡CON LO POOOOCO QUE ME GUSTAN! (Ironía, por quien no lo hubiera pillado) Emoción. Máxima. Saltitos. Grititos. Entramos. ¡QUE GUAY! Es genial. Hay de todo. Comida típica, fruta, verdura. Mucha. De todos los tipos. Marisco. Pescado. Mucho pescado. VOCES. WEEEEEHEHEYYY. Miramos. Pescado volando. De pescadero en pescadero. Con canciones entre medias. ¡Qué divertido! Quiero grabarlo. Pero paran... Lo siento, os lo perdéis... Es genial.


Necesitamos un café. Buscamos una cafetería. Nada. Ni una. ¡Pero si llevamos viendo Starbucks cada dos pasos! ¿Dónde están ahora? Oye... ¿y esa cola? Es larguíiiiisima. ¿Qué será?
UN STARBUCKS. Hmmm. Pasamos de café de Starbucks. Otra cafetería. ¡Y tiene bombones! Chocolate chocolate. Oh, dios. Que bien suena. Dos cafés con leche y tres bombones (el pack). 13 euros. WTF! Ehm... Fin de gastos por hoy. Pero que riiiicos están. Vamos a comerlos "con vistas". Equilicuá.





Pronto se hará de noche. ¿Deberíamos volver? Vamos. Pero volvemos por el Mercado, ¿vale? Hey, vamos por abajo, que hay algo más. UNA LIBRERIA INFANTIL. Entramos. ¿Infantil? ¿Ves algo infantil? El escaparate... El dueño canta. Canta todo el rato.

¡HEEEEY MY FRIEEEENDS! I AM SOOO GLAAAAD TO HAVEEE YOU HEREEE TODAAAAAY. YOU MAAAAY VISIIIIT MY MUUUUUM. SHE LIIIVEES CLOSEEE TO THE UNIVEEEERRRRRRSITY.... SHEEE WOULD LOVE TOO MEEEEET YOUUUUU...

Nos da un mapa. AHORA. Hmmm, quizá un poco tarde. Pero bueno, ya tenemos para otro día.

Vámonos.

Diluvio. Universal. Gente corriendo. Gente gritando. ¡Pero si había sol! Bueno... ¿entramos en este supermercado mientras tanto? Solo era una tormenta "de verano".

Ahora sí. Vámonos.

No hemos visto mucho de Seattle. Pero ha sido muy divertido. Total. Estamos a 30 minutos... Volveremos pronto. Próxima vez con mapa. Sabiendo dónde estamos y dónde vamos.


¡Hasta mañana!