22 de noviembre de 2016

Olympic National Park. Día 3: Cuando el día sale redondo. Cual Donuts.

No os lo váis a creer. Un día. Solo ha pasado un día. Y ya estoy escribiendo otra vez. Lo avisé... No debería sorprender tanto. Pero ya sabemos que la vagueza me suele poder. Y las cosas que digo que haré el día siguiente pasan a hacerse en una semana o dos. Pero no esta vez. Que estoy deseando contaros nuestro mejor día de viaje.

Os pongo en situación: Sábado de la semana pasada. Olympic National Park. Forks concretamente.


Hemos pasado la noche en Grandma's house y vamos a conocer la costa pacífica del Estado de Washington. El océano Pacífico. Océano Pacífico. Buah. Suena tan a "lejísimos de casa"... Realmente nunca había pensado en ir a visitar el Océano Pacífico. Pero aquí estamos. Y está a 20 minutos en coche de Forks. No podemos perdérnoslo. Además, aquí está la playa en la que Jacob salva a Bella en Crepúsculo. Y el acantilado desde donde salta Bella... MEN-TI-RA. Otra vez nos han engañado. Y nosotros tan ilusionados...
¡Oh si! Vamos a la First Beach. Es en la First Beach...

Pues ni First Beach ni nada. Pero allá vamos igual. Pasando primero por La Push, un pequeño pueblo indígena donde viven nativos americanos. Todo es muy indio en la zona. Casinos. Totems. Personas con rasgos indios... Da la sensación de que cualquiera puede convertirse en hombre lobo (cada frase que escribo  me siento más friki, no se por qué). El tiempo es horrible. Llueve a cántaros. Diluvia. Y hay un viento alucinante. Pero nosotros vamos a la playa. Con intención de nadar en el Pacífico, de hecho. Menudos valientes. Pero nuestra valentía se queda en palabras. Otra vez... Ni baño en First Beach ni en Second ni en Third. Nada de nada. No hay baño. Nunca he visto unas olas más grandes. Ahora entiendo por qué es una playa de surferos (aunque ni esa suerte tenemos, que ni uno vemos).  


Como hemos madrugado mucho, no hay nadie turisteando por la zona. Estamos solos. Solísimos. Y hacemos hikes. Más hikes. Para variar también. También preciosos. Verde y más verde. Árboles y más árboles. Y al final... más playa. Playas llenas de troncos. Llenas. La playa no tiene arena. La playa no tiene rocas. La playa no es playa. Son SOLO troncos. Dicen que vienen del rainforest. Caen por tanta lluvia y los lleva el río hasta el mar. Pero millones. Una pasada.





Después de tantos hikes sale el sol. Justo al llegar a una pequeña cala (de troncos también) preciosa. Disfrutamos de las vistas un rato (y nos hacemos bien de fotos- gracias María, Lidia, Lara y Sergio por aguantarme). Y a la vuelta... 13534 turistas por nuestro camino. OLÉ OLÉ QUE BIEN LO HEMOS HECHO. 



Oh. Y, por cierto. Hemos estado todo, TO-DO, el viaje arriesgando nuestra vida. Señales de "cuidado-tsunami" se ven cada dos pasos. Vaya riesgo. Madre...



Comemos temprano. A eso de las 12 (que para mí ya no es temprano anymore). Y cogemos el coche de nuevo para ir a Cape Flattery "la esquina del estado de Washinton". Conduzco yo. CONDUZCO YO. Por primera vez en América. Por primera vez en un coche automático. Y seguimos vivos (lo creáis o no). Y lo hice MUY MUY bien (¿verdad Sergio?). 


El plan es ver el atardecer desde allí, porque por primera vez hay sol. Pero llegamos demasiado pronto. Y después de mil intentos de convencer para quedarnos en ese mirador durante 3 horas... Pierdo (de nuevo). Y acabo siendo convencida. Por comida. Claro... Ellos si saben cómo convencerme.




Podemos ir a merendar tortitas con sirope de arce y batido de chocolate en vez de quedarnos aquí...
¡¡PODEMOS!! Fácil forma de convencer. Malditos... Conocen mis puntos débiles. Saben por qué muero. Me han ganado en cosa de 2 milisegundos...

Buscamos de camino de vuelta la típica cafetería americana donde comer tortitas. Pero no existen. No en esta zona por lo menos. Ni una sola encontramos. Eso sí, moteles de carretera en grandes cantidades. Muy muy americanos. De repente... "FOOD". Cartel en la carretera. Rápido. Vamos a ver que es eso. Entramos en una especie de "pueblo"con dos casas. Y en una cafetería completamente vacía nos espera una encantadora mujer super americana que no quiere hacernos tortitas porque "it's not breakfast time". Pues vaya timo. ¿Desde cuándo no se meriendan tortitas? ¿Solo desayuno? "But I have cheesecake and berries pie". Convencidos. Todos. Así de fácil y así de rápido. Y batidos, por supuesto. De chocolate y de butterscotch. Venga, y va otra frikada (por si no había habido suficientes). Lo pedimos de butterscotch porque la cerveza caliente de Harry Potter es "butterscotch beer" y había que saber qué era eso de buttersotch. Resulta que es un sirope.




Con toda la llenez, salimos de la cafetería. Y... Sorpresa. LUNA LLENA. ENCIMA DEL OCÉANO PACÍFICO. NI UNA NUBE. Y la toalla está en el coche. Y llevo el bikini puesto. Resultado: Baño en el pacífico bajo la luna llena. Super romántico todo (aunque nadie se atreve a bañarse conmigo).





Al volver a Forks, María y yo decidimos explorar y enterarnos de por qué la policía estaba allí la noche anterior... ¿Serían los vampiros? ¿Los hombres lobo? ¿Los dos? Cerca de casa hay un vecino. Un señor de unos 60-65 años. Está con su perro. No nos entiende ni una palabra al hablar.

Excuse me... Could you tell us where the grocery store is?
What??
The grocery store.
What do you want? I live very close...
Salt... W want... Some salt?
What?? I can't hear anything (apretándose la nariz y echando el aire por los oídos como cuando montas en un avión) I've been diving at the Ocean today and I can not hear you.
Salt... Salt. We want Salt
Sauce? Food? What is it?
It's ok. Don't worry. Where is the grocery store?
Después de media hora conseguimos que nos diga dónde podemos comprar sal. Y allá vamos. A una gasolinera... Lugar perfecto para preguntar qué pasó la noche anterior. Pero el señor nos para de nuevo. "Tened cuidado caminando solas por aquí. Sobre todo por La Push (oh, si es el pueblo dónde hemos estado hoy) Hay un depredador. Un depredador que rapta, viola y descuartiza a las chicas y a las mujeres. Mi mujer murió hace un mes. Fue él. Fue ese depredador."

A tomar vientos. Si ya era poco raro, se ha superado a sí mismo. Que mal de la cabeza. Loco. Chalado. Muy creepy todo. Pero seguimos nuestro camino. En la gasolinera la sal es demasiado cara. Así que preguntamos por un supermercado. Seguro que hay un supermercado cerca. La dependienta tiene cara rara. Es mayor. Pelo blanco. Y da sensación de haber salido de una película de miedo. Le preguntamos que pasó el día anterior, que estaba la policía al lado de nuestra casa.

Ayer... No. Ayer-nada.
¿Cómo que ayer nada? Y... ¿Cuándo?
No. Ayer nada. Ayer nada.
Ayer no... Vale. Pero... ¿cuándo ha pasado?
Ayer nada. Ayer nada. Ayer nada.
Esta tipa está más loca que el hombre del depredador.
Entonces, ¿qué?
Un bebé. Antes de ayer. Un bebé murió.
Chan channnnnn. Ya tenemos lo que queríamos. Seguro que la policía está investigando. Por eso estaban ayer en nuestro barrio. No ponemos de camino al supermercado (que está "todo recto por esta calle" según la dependienta). Y de repente... JACOB. En un restaurante. Sí. Jacob. Hombre lobo. De Crepúsculo. Chico moreno con rasgos indios, moño alto y muy muy muy guapo. Alucinamos. Pasamos dos veces. Hacemos hasta un vídeo demostración. Una locura. Y nosotras bien frikis. Para no variar.




Y al llegar a casa... La policía de nuevo. Esta vez en una casa diferente. Resulta que el bebé había sido asesinado por su babysitter. Este es un pueblo de locos. Y no hemos conseguido sal. Así que así de bien vamos.

Pero ha sido el día más completo de la vida. Y estamos derrotados. Muertos. Rotos. Pero Sergio nos enseña a hacer sentadillas, para terminar el día con energía.

No se si se me olvida algo. Seguro que sí.

Pero debo ir a dormir. Que mañana madrugo. Y al que madruga, Dios le ayuda. Dicen. Así que al lío.

San Francisco me espera. Y thanks giving. Y pavo. Y mashed potatos. Y gravy (o como se escriba). Y pumpkin pie. Y otras pies de otros sabores. Y miles de cosas. Y 10 kilos de más. Ole olé.

¡Buenas noches dias etc etc.!

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