17 de marzo de 2013

Cry, cry, cry

Soy una llorona.
Sí, lo reconozco.Lloro por TODO. Incluso por las cosas más tontas.
Cuando hablo de esto además, siempre me viene a la cabeza los momentos de ver películas con mi hermano. Soy capaz de llorar con todas. Absolutamente todas las películas que vemos. 
Siempre me acordaré de aquel día que, viendo la película de Juno (esa chica de dieciseis años que se quedó embarazada por accidente de uno de sus mejores amigos) yo estaba llorando a moco tendido, qúe pena me daba, tan joven y embarazada. Cuando mi hermano de repente me miró y me gritó: 
"¡¡¡DIOS VEGA SI ES QUE LLORAS CON TODO!!!, lloras con las películas de amor, las de miedo, las de pena, las que acaban bien, las que acaban mal, y  hasta ¡¡¡CON LAS DE EMBARAZADAS!!!"

Pero es que no puedo evitarlo, me gusta llorar, me siento bien llorando un rato, es como quitarse un peso enorme de encima, de desahogarse profundamente. 


Pero una cosa que muy pocas veces he hecho ha sido llorar de alegría. En realidad, solo recuerdo haber llorado de alegría cinco veces. Pero me parece algo mágico. Esa sensación de estar llorando pero a la vez tener una sonrisa que no te cabe en la cara, que te duelen los mofletes de sonreir tanto, pero también los ojos de llorar como un loco, y escuece la cara de los lagrimones de cocodrilo que te caen por las mejillas. Es una mezcla de sensaciones fenomenal, y pocas cosas hacen que esto pase. Y ese momento en el que pasa te sientes una persona plena, una persona a la que no le falta nada, que tiene todo lo que necesita para ser feliz.

Lo más impresionante, es que de esas cinco cosas que recuerdo, dos han ocurrido esta semana. DOS, ni más ni menos. Ha sido una semana imposible de olvidar, ha sido  mi semana fantástica
Podría decir que ojalá hubiera más semanas así, pero en realidad no, si esto pasara contínuamente, cada semana, al final terminaríamos habituándonos a ello, habituándonos a esas sensaciones maravillosas y no dándonos cuenta de lo que realmente esto supone.

Para terminar os dejo con un par de videos que me vuelven loca cada vez que los veo. 
Hace unos años vi un vídeo de este duo de Cellos y hace unos días vi otra canción versionada por ellos. Y ésto sí que es arte. Jamás se me hubiera ocurrido que un simple cello, un instrumento que se piensa que puede solo usarse para tocar música clásica, pueda llegar a sonar como esto suena, y los chicos que lo tocan que hayan logrado tocar algo así... Me pone los pelos de punta. Espero que a vosotros también os gusten.







PD: Os tengo que contar al menos una de las cosas que me ha hecho llorar de alegría esta semana. Y es que... después de mucho esfuerzo y mucho tiempo intentándolo... 
¡¡YA SOY CONDUCTORA LEGALMENTE!!


Un saludo.
Hasta la próxima 

2 comentarios:

  1. Qué suerte llorar de alegría. Tal como indicas en tu post es una sensación única y mágica. A ver si consigues incrementar el número de veces que lo has hecho...pero ¡no te entusiasmes!, que, como bien dices, si se convierte en algo habitual se pierde la magia.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta cómo describes el hecho de llorar de alegría. Es algo mágico, y ¡ojalá puedas llorar de alegría muchas más veces! :)

    ResponderEliminar